Sunday, August 12, 2007

¿Adónde he(mos) llegado?

Tomé la vieja ruta cotidiana de universitario. Hacía tres meses (días más, días menos) que no me encaminaba por ahí. Hasta llegar a la glorieta, todo seguía más o menos igual (baches más, baches menos). Entonces lo vi: un falo abstracto de color cerúleo que se yergue como para saludar tanto al visitante como al alumno, asistente natural de mi destino matutino de hoy. Si uno se deja... no, la verdad es que por más ingenua que sea la persona, la estructura esa no pasa de ser la manifestación del deseo desesperado de sentirse imponente. Después de mi reacción inicial de hilaridad/espanto estético, me pregunté qué más podría haber cambiado en tan poco tiempo. Sólo tuve que dar vuelta a la glorieta y llegar a la entrada de la uni para que la fuerza maligna que está detrás de todo esto se anotara otro tanto.

¡Casetas! ¡y con cámaras! ¡Para entrar al estacionamiento de mi alma mater desnaturalizada! Aunque mi uni es más bien derechista, yo creía que sus directivos tenían más cerebro del mínimo necesario para abandonarse a una política de seguridad de corte paranoide Bush-ista. Oops! My mistake. Tal vez el mundo sí está tan en el hoyo - o todos los refugiados provenientes del DFectuoso han(-emos) traído (consigo) aquello de lo que huía(n/mos) y éstas son medidas desesperadas.

Pasé las camaritas, crucé la primera mitad del estacionamiento que seguía casi igual (los detalles de este cambio no importan mucho). Cuando llegué a la explanada principal, el horror se apoderó nuevamente de mí. Ya no hay adoquín irregular rompetobillos; ha sido reemplazado por losetas de concreto bicolor: gris y rojo/rosa/something in between. Probablemente tome un poco de tiempo acostumbrarse al contraste y acabe siendo un gusto adquirido (doublethink?). Más adelante (siguiendo el circuito del estacionamiento) me encontré con que parte de un área verde ha sido masacrada en favor de un nuevo edificio. Digo, en términos funcionales, los pinos que estaban ahí bloqueaban la luz que podría recibir el edificio de al lado, pero prefiero la sombra arbórea a la sombra del hormigón, además de que eso va a terminar pareciéndose a un muégano.

Alguien quiere destacar; pero dudo que lo consiga de la manera que busca.

2 comments:

Rosa said...

¿No te da la sensación que cada vez somos menos los que pensamos que es mejor la sombra arbórea que la del hormigón?

¿No te da la sensación que el mundo se vuelca a la insensatez, al no pensar, al consumir descontroladamente...?

La verdad es que me siento bastante sola.
Soy maestra de primaria (6-12 años) y puedo asegurarte que cada vez son más los niños que vienen medio vacíos de casa.

No me refiero a medio vacíos de material, no. Desgraciadamente tienen de todo y no valoran nada. Vienen medio vacíos de cariño, de conversación, de respeto, de canciones, de amor,...

¿Cómo hay que actuar? ¿Desde dónde?
Los gobiernos los elegimos cada vez más de derechas, cosa que beneficia a los ricos y engaña a los pobres.

La verdad, me encanta encontrar pensamientos cómo el mío y me hace feliz que sea de la otra parte del mundo.

Un saludo,
Rosa

Nation said...

Pues déjeme decirle que esas camaritas son la neta. Porque es cosa de que des de alta las placas de tu coche, y entonces las cámaras reconocen tus placas y te dejan pasar. Ya atrás quedó el tener que hacer contorsiones para sacar la cartera y mostrar la credencial o traer esa cosa colgando en el retrovisor que nubla la visión.

Y bueno, dirás que es muy Bush, pero pues ya proecupa que diario se vuelan algo o se llevan a alguien. Y pues lo más sencillo es implementar seguridad tipo fortaleza, a cambiar culturas y necesidades sociales. Se supone que eso pasa en las aulas.

Y pues esa cosa que se tragó a los pinos se supone será la nueva cafe, y se supone porfin será algo decente. Sabe que he abogado por eso durante años, así que puedo sacrificar unos arbolitos por buena comida. Claro, me gustaría los pusieran más en otro lado para compensar. Ahora ser verde es lo in.